Un satélite es cualquier objeto que orbita alrededor de otro, que se denomina principal. Los satélites artificiales son naves espaciales fabricadas en la Tierra y enviadas en un vehículo de lanzamiento, un tipo de cohete que envía una carga útil al espacio exterior. Los satélites artificiales pueden orbitar alrededor de lunas, cometas, asteroides, planetas, estrellas o incluso galaxias. Tras su vida útil, los satélites artificiales pueden quedar orbitando como basura espacial.
Antecedentes históricos
La primera representación ficticia conocida de un satélite artificial lanzado a una órbita alrededor de la Tierra aparece en un cuento de Edward Everett Hale, The Brick Moon (‘la luna de ladrillos’). El cuento, publicado por entregas en Atlantic Monthly, se inició en 1869.[1] [2] El objeto del título se trataba de una ayuda para la navegación pero que por accidente fue lanzado con personas en su interior.
La idea reaparece en Los quinientos millones de la Begún (1879) de Julio Verne. En este libro, sin embargo, se trata de un resultado inintencionado del villano al construir una pieza de artillería gigante para destruir a sus enemigos, pero le imprime al proyectil una velocidad superior a la pretendida, lo que lo deja en órbita como un satélite artificial.
En 1903, el ruso Konstantín Tsiolkovski publicó La exploración del espacio cósmico por medio de los motores de reacción, que es el primer tratado académico sobre el uso de cohetes para lanzar naves espaciales. Calculó que la velocidad orbital requerida para una órbita mínima alrededor de la Tierra es aproximadamente 8 km/s y que se necesitaría un cohete de múltiples etapas que utilizase oxígeno líquido e hidrógeno líquido como combustible. Durante su vida, publicó más de 500 obras relacionadas con el viaje espacial, propulsores de múltiples etapas, estaciones espaciales, escotillas para salir de una nave en el espacio y un sistema biológico cerrado para proporcionar comida y oxígeno a las colonias espaciales. También profundizó en las teorías sobre máquinas voladoras más pesadas que el aire, trabajando de forma independiente en mucho de los cálculos que realizaban los hermanos Wright en ese momento.
En 1928, Herman Potočnik publicó su único libro, Das Problem der Befahrung des Weltraums - der Raketen-motor (El problema del viaje espacial - el motor de cohete, un plan para progresar hacia el espacio y mantener presencia humana permanente. Potočnik diseñó una estación espacial y calculó su órbita geoestacionaria. También describió el uso de naves orbitales para observaciones pacíficas y militares y como se podrían utilizar las condiciones del espacio para realizar experimentos científicos. El libro describía satélites geoestacionarios y discutía sobre la comunicación entre ellos y la tierra utilizando la radio pero no sobre la idea de utilizarlos para comunicación en masa y como estaciones de telecomunicaciones.
En 1945, el escritor británico de ciencia ficción Arthur C. Clarke concibió la posibilidad para una serie de satélites de comunicaciones en su artículo en Wireless World[3] Versión facsímil del artículo Extra terrestrial relays por Arthur C. Clarke] Clarke examinó la logística de un lanzamiento de satélite, las posibles órbitas y otros aspectos para la creación de una red de satélites, señalando los beneficios de la comunicación global de alta velocidad. También sugirió que tres satélites geoestacionarios proporcionarían la cobertura completa del planeta.
Historia de los satélites artificiales
Los satélites artificiales nacieron durante la guerra fría, entre los Estados Unidos y La Union Soviética, que pretendían ambos llegar a la luna y a su vez lanzar un satélite a la órbita espacial. En mayo de 1946, el Proyecto RAND presentó el informe Preliminary Design of an Experimental World-Circling Spaceship (Diseño preliminar de una nave espacial experimental en órbita), en el cual se decía que «Un vehículo satélite con instrumentación apropiada puede ser una de las herramientas científicas más poderosas del siglo XX. La realización de una nave satélite produciría una repercusión comparable con la explosión de la bomba atómica...».
La era espacial comenzó en 1946, cuando los científicos comenzaron a utilizar los cohetes capturados V-2 alemanes para realizar mediciones de la atmósfera.[4] Antes de ese momento, los científicos utilizaban globos que llegaban a los 30 km de altitud y ondas de radio para estudiar la ionosfera. Desde 1946 a 1952 se utilizó los cohetes V-2 y Aerobee para la investigación de la parte superior de la atmósfera, lo que permitía realizar mediciones de la presión, densidad y temperatura hasta una altitud de 200 km.
Estados Unidos había considerado lanzar satélites orbitales desde 1945 bajo la Oficina de Aeronáutica de la Armada. El Proyecto RAND de la Fuerza Aérea presentó su informe pero no se creía que el satélite fuese una potencial arma militar, sino más bien una herramienta científica, política y de propaganda.
En 1954, el Secretario de Defensa afirmó: No conozco ningún programa estadounidense de satélites.
Tras la presión de la Sociedad Americana del Cohete , la Fundación Nacional de la Ciencia y el Año Geofísico Internacional, el interés militar aumentó y a comienzos de 1955 la Fuerza Aérea y la Armada estaban trabajando en el Proyecto Orbiter, que evolucionaría para utilizar un cohete Jupiter-C en el lanzamiento de un satélite denominado Explorer 1 el 31 de enero de 1958.
El 29 de julio de 1955, la Casa Blanca anunció que los Estados Unidos intentarían lanzar satélites a partir de la primavera de 1958. Esto se convirtió en el Proyecto Vanguard. El 31 de julio, los soviéticos anunciaron que tenían intención de lanzar un satélite en el otoño de 1957.
satcol
Satcol es el nombre dado al satélite geoestacionario que comprará el gobierno colombiano para ser puesto en órbita en el año 2013. Este satélite será un dispositivo de aproximadamente 4 toneladas de peso y se mantendrá en órbita durante 15 años de vida útil. La carga útil del satélite estará acoplada a la plataforma que soporta los subsistemas eléctrico, térmico y de propulsión, entre otros. Una vez desplegados los paneles solares, el satélite en el espacio exterior tendrá una longitud de 60 metros. Con este proyecto el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones pretende dotar de internet y telefonía a 30.000 lugares apartados de su geografía, entre estos hospitales, colegios, bibliotecas, alcaldías y concejos.
Edward W. Ploman los distingue en dos grandes categorías:
Satélites de observación. Para la recolección, procesamiento y transmisión de datos de y hacia la Tierra.
Satélites de comunicación. Para la transmisión, distribución y diseminación de la información desde diversas ubicaciones en la Tierra a otras distintas posiciones.
Para propósitos de estudio es conveniente clasificar los diferentes tipos de misiones satelitales basándose en las características principales de sus órbitas respectivas:
Satélites geoestacionarios (GEO). Son los que se ubican en la órbita del mismo nombre, sobre la línea del Ecuador y a una altitud de 36 mil km. Son utilizados para la transmisión de datos, voz y video.
Satélites no geoestacionarios. Que a su vez se dividen en dos:
Los Mediun Earth Orbit (MEO), ubicados en una órbita terrestre media a 10 mil km de altitud.
Los Low Earth Orbit (LEO), localizados en órbita más baja, entre 250 y 1500 km de altitud. Tanto los satélites MEO como los LEO, por su menor altitud, tienen una velocidad de rotación distinta a la terrestre y, por lo tanto, más rápida; se emplean para servicios de percepción remota, telefonía etc.
satcol
Satcol es el nombre dado al satélite geoestacionario que comprará el gobierno colombiano para ser puesto en órbita en el año 2013. Este satélite será un dispositivo de aproximadamente 4 toneladas de peso y se mantendrá en órbita durante 15 años de vida útil. La carga útil del satélite estará acoplada a la plataforma que soporta los subsistemas eléctrico, térmico y de propulsión, entre otros. Una vez desplegados los paneles solares, el satélite en el espacio exterior tendrá una longitud de 60 metros.
Con este proyecto el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones pretende dotar de internet y telefonía a 30.000 lugares apartados de su geografía, entre estos hospitales, colegios, bibliotecas, alcaldías y concejos.
Dada su gran variedad, existen diversas clasificaciones; la UIT los divide de acuerdo con el tipo de servicio que éstos prestan, de tal manera que los hay fijos, móviles, de radiodifusión, de radionavegación y de exploración de la Tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario